Vienen en todas las direcciones y no sé dónde mirar. No sé por donde empezar, no sé lo primero que tengo que cambiar , lo primero que debo decir, lo primero que debo hacer, lo primero a remendar.
Siento que los jirones que han compuesto mi vida, mi personalidad empiezan a descoserse lentamente, tal vez sea que el hilo de mentira que los unía era demasiado débil. Pero los jirones se sueltan y salen volando y no sé dónde puedo conseguir unos nuevos más sólidos que me ayuden a seguir.
He aprendido muchas cosas, he perdido muchas otras. Llego a Salamanca pensando que me había desecho de los fantasmas pasados y descubro que están aquí donde siempre han estado, donde los dejé, pero están descansaditos. Esperando el momento de volver a atacar. Las paredes de mi habitación que antes me parecían tan seguras ahora me parecen hechas de papel. Mis antiguos sólidos ideales hoy lucen apagados y vulnerables. Mis pensamiento hacen que me duela la cabeza ya que ninguno se pudo liberar en seis meses.Mis pies están cansados de andar, y mis botas aún están nuevas, por estrenar. Y yo sigo viendo caballos que me persiguen, que salen de ningún lado. Y creo que de verdad se viene un final para mi. No sé dónde poner el pie. No sé que buscar, y llevo mucho tiempo sin saberlo. No sé a quién acudir para que me escuche. No sé que palabras elegir, no sé enfrentar las conversaciones que se me vienen por delante y que tengo pendientes desde hace meses, años.
No quiero volver a empezar el año. El invierno se irá y llegará el verano. Cuando este se vaya volverá a ser invierno y así la vida entera. Me he cansado de siempre lo mismo. De viajes de reencuentros, de pensamientos. De verdad que no quiero más, no puedo más.