
¿Has tenido alguna vez la necesidad de derrumbarte en la calle?¿Has sentido que eres incapaz de continuar sin algún apoyo?
Dicen que la verdad nos hará libres, que no debemos mentir, que debemos ser buenos. Pero la realidad, la cruda realidad, es que la verdad duele. La verdad hiere mucho más profundo que en la piel. La verdad nos despedaza como idiotas cuando se descubre. Porque lo cierto es que la verdad es como el corazón de una cebolla se oculta entre capas de absurdas mentiras que hacen que nuestro día a día sea más fácil.
Cuando descubres la verdad todo se derrumba. Nunca crees que el último abrazo será el último siempre piensas que habrá más, pero no los hay y eso es devastador.
La verdad es un asco, a veces, tan sólo a veces, es mejor vivir con pequeñas mentirijillas que nos hagan la vida más fácil.
Odio las verdades que nos hacen crecer.