¿Te has puesto alguna vez la música tan alta como para no escuchar un bombardeo? Yo sí, lo hago con frecuencia. Me ayuda en los momentos en los que me siento estúpido, ridículo o cuando pienso que no voy a volver a ver a una persona.
Ayer la noche cambio dramáticamente. Dos veces. Una para bien. Otra para mal.
Como siempre termine desando caer en un lago, o al mar. Quedarme flotando pedaleando un poco, al principio. Después dejar de pedalear. Después dejarme hundir. Dejar de pensar.
Volví a tener esa sensación. Es como si alguien te diera a probar un poco de la vida que realmente quieres. Como si te dejarán ver en una bola de cristal el futuro, y que las imágenes correspondieran al futuro que te gustaría tener. Pero el que te lo dio a probar te lo quita y la bola de cristal se rompe. Al final te quedas mirando a traves de un cristal tu propia vida. La visión acaba defraudandote y la probadita acaba sentandote mal al estómago.
domingo, 26 de febrero de 2012
jueves, 23 de febrero de 2012
Supeguay
Me he visto reducido a esto. Supongo que la Historia, nuestra historia nos empuja al punto donde estamos. Cada día que pasa, cada decisión que tomamos nos empuja hasta un punto. Al punto dónde se supone que deberíamos estar.
Deberíamos disfrutar de cada punto pero no siempre apetece
Deberíamos disfrutar de cada punto pero no siempre apetece
domingo, 12 de febrero de 2012
un día en el mundo
No tenemos memoria histórica, ni somos patriotas. No nos llevamos la mano al pecho cuando vemos la bandera española. Hemos oído hablar de las dos españas, algo que creemos lejano. No luchamos por la justicia en nuestro país.
Sin embargo se nos llenan los ojos de lágrimas cuando vemos las guerras de nuestros hermanos africanos, llenamos nuestras bocas de improperios contra declaraciones un tanto ofensivas de famosos de tres cuartos. Y "nos escandaliza", de forma totalmente pasiva, la pobreza en el mundo.
Hoy quiero hacer uso de un viejo proverbio chino, "antes de cambiar el mundo, da tres vueltas por tu casa". Hoy quiero llamar a esas conciencias dormidas cara a casa y despiertas cara al público. hoy quiero recordar que nuestro país tiene una historia. Que nos deja en el lugar donde estamos. Que es hora de salir del embrutecimiento, de luchar por la justicia, la igualdad y la responsabilidad que todo esto conlleva.
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=tXEkB5xjlTQ#!
Sin embargo se nos llenan los ojos de lágrimas cuando vemos las guerras de nuestros hermanos africanos, llenamos nuestras bocas de improperios contra declaraciones un tanto ofensivas de famosos de tres cuartos. Y "nos escandaliza", de forma totalmente pasiva, la pobreza en el mundo.
Hoy quiero hacer uso de un viejo proverbio chino, "antes de cambiar el mundo, da tres vueltas por tu casa". Hoy quiero llamar a esas conciencias dormidas cara a casa y despiertas cara al público. hoy quiero recordar que nuestro país tiene una historia. Que nos deja en el lugar donde estamos. Que es hora de salir del embrutecimiento, de luchar por la justicia, la igualdad y la responsabilidad que todo esto conlleva.
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=tXEkB5xjlTQ#!
martes, 7 de febrero de 2012
En los jardines humanos
Dejar que las palabras fluyan de tus dedos como las notas de jazz del saxo del mismísimo Coltraen no es nada fácil. Dejar de preocuparse o de sentir es igual de difícil. Con estos contratiempos expresarse es bastante complicado.
Recuerdo como hace unos meses, tirado en la cama, mirando el cielo de otra parte del Mundo, inventaba cuentos sobre Dimes y Diretes. Dos personajes bastante excéntricos que vivían las aventuras que yo no me atrevía a vivir. Recuerdo como vivían sus amores, como soñaban con sus regresos y recuerdo cuanto me gustaría ser ellos.
El miedo a lo que pueda pasar nos asusta de tal forma que no nos deja vivir. Nos condena a inventarnos personajes de cuento, mitad gatos mitad buhos, para poder vivir una vida, aunque no sea la nuestra.
El miedo a muchos sentimientos a la vez nos aterra de forma parecida. Solo que en vez de inventar personajes perdemos la capacidad de expresarnos. De comunicar esos sentimientos, y eso, eso si es un gran problema. La incapacidad para decir lo que sentimos puede parar la vida. Estropearla y condenarnos a vivir en soledad, en la peor de las soledades, la soledad de sentimiento.
Recuerdo como hace unos meses, tirado en la cama, mirando el cielo de otra parte del Mundo, inventaba cuentos sobre Dimes y Diretes. Dos personajes bastante excéntricos que vivían las aventuras que yo no me atrevía a vivir. Recuerdo como vivían sus amores, como soñaban con sus regresos y recuerdo cuanto me gustaría ser ellos.
El miedo a lo que pueda pasar nos asusta de tal forma que no nos deja vivir. Nos condena a inventarnos personajes de cuento, mitad gatos mitad buhos, para poder vivir una vida, aunque no sea la nuestra.
El miedo a muchos sentimientos a la vez nos aterra de forma parecida. Solo que en vez de inventar personajes perdemos la capacidad de expresarnos. De comunicar esos sentimientos, y eso, eso si es un gran problema. La incapacidad para decir lo que sentimos puede parar la vida. Estropearla y condenarnos a vivir en soledad, en la peor de las soledades, la soledad de sentimiento.
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