Sigamos donde lo dejamos. Han pasado seis meses. Sé que mi vida no es la única que cambia y pasa. Soy consciente de que la vida pasa de que todo cambia. Pero no quería que mi marcha fuera así, y menos mi retorno.
No esperaba una fiesta sorpresa donde todo el mundo se escondiera y gritara ¡Sorpresa! y me agobiaran preguntándome cómo lo había pasado, qué me apetecía hacer... Pero tampoco esperaba que se me diera un abrazo y un hasta luego. Que me sentaran para hablar de mi y acabar viendo como la persona de mi lado se pone a hablar por teléfono. Esperaba recibir llamadas, hacer a la gente esperar, ilusionarnos al volver a vernos...
He pasado 6 meses pensando en todo esto y en las personas y en las situaciones. He pensado en volver para poder hablar, descargar mi cabecita, reirme y salir de fiesta. Pero he conseguido sentirme más sólo que en la montaña, más aislado que con el metro y medio de nieve en la puerta de mi casa y esto en medio de la gran urbe, pero que se le va a hacer la vida es injusta por donde se le coja.
Alejandro! No quiero te sientas así! anda que no tendrás experiencias que contar y sabiduría con la que iluminar a más de unos cuantos (me incluyo)...pero entiendo tu decepción, la decepción del que vuelve cargado de experiencias y con ganas de calor y se encuentra con que la gente ha seguido congelada en sus rutinas y poco receptiva. Yo al menos sí me alegrado y mucho de tu vuelta! y aunque seguramente estés ya pensando en partir de nuevo hacia otro lugar, el tiempo que estés aquí sabes que puedes contar conmigo! Un abrazote de chanchita!
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