Dícen que enamorarse es dar sin medida. Es sentir mariposas en el estómago. Sentir que en el mundo solo existe la otra persona, perder el apetíto, vivir en un continuo embotellamiento que hace que nos apartemos de nuestras obligaciones diarias y nos veamos obligados como en su dia canto alguien a déjarlo todo si nos lo pide.
Es decir nuestras habilidades cognitivas y nuestras funciones sociales ( y en algunos casos también las funciones vitales) asi como nuestro estado emocional sufren graves cambios. Haciendo caso a esto enamorase se parece más a un cuadro de enfermedad socio-mental que a ese estado de eterna felicidad que nos venden los cuentos de hadas. No existe la felicidad eterna. No se puede ser feliz siempre. Necesitamos sufrir para aprender a ser felices. Y enamorarse no encaja precisamente con lo que yo entiendo por felicidad.
Si te enamoras de alguien sufriras.Sufriras si ves a la persona amada con alguien que no eres tú. Sufriras si no puedes decir si estas enamorado, porque eso nunca se sabe. Hasta que se sabe. Sufriras hasta que sepas si eres correspondido. Sufriras si lo eres y si no. Sufriras celos. Sufriras desamor tarde o temprano.
Aunque es cierto que también tendrás buenos momentos. Pasaras momentos inolvidables con la persona a la que amas. Tendrás escenas de amor eterno. Escenas de plena entrega. Escenas que no podrás olvidar nunca, para bien o para mal. Estos momentos son los más peligrosos porque corres el riesgo de olvidar que se puede sufrir. Que enamorarte te hará daño pero que te enamoras porque los seres humanos somos imperfectos. Incompletos. Necesitamos a alguien que nos complemente, alguien que nos haga recordar todos los días de nuestra vida que somos especiales. Que no somos perfectos pero si somos especiales, al menos para otra persona, al menos por un tiempo. O al menos eso queremos creer.
No sé si esto ya lo leí en algún sitio, o si lo escuche en alguna canción de algún grupo afín a los cuarenta principales. Tal vez me lo halla inventado. Pero si no es así, y aunque lo sea hace que seamos más consciente de que no somos los únicos que sufren desamores y amores. Que no somos ni los primero ni los últimos que lo harán. Que compartimos las mismas emociones con muchas personas que hoy por hoy sufrén de amor o desamor. Que no estamos sólos. Que no fue el fin del mundo, ni lo será. Que todos tenemos la fuerza suficiente para levantarnos cuando las cosas no marchen bien. Que somos únicos y especiales. Que contamos con gente dispuesta a estar ahi...
Como dijo Lucía Etxebarria "Ya no sufro por amor". Por lo menos no tanto. O por lo menos lo
intento.
Pequeño texto:
No sé porqué me torturo viendo fotos tuyas una y otra vez. Mirando fotos que me hacen recordar otro tiempo en le que compartimos algo. O tal vez no, porque nunca me dejaste nada claro. Era más fácil esconderse. Negar lo que se siente. Siempre es más fácil ocultar la verdad que enfrentarse a ella. Pero yo tiempo ha deje de jugar al escondite y meter mis sentimientos en una botella y lanzarlos al mar no es algo que me guste hacer.
Pero he de reconocer que tenías razón, es más fácil esconderlo, sino mírate tú. Hace tiempo que olvidaste todo lo que sentías por mi. Hace tiempo que no llamas ni piensas en hacerlo. Sin embargo yo, que nunca lo negué, sigo atormentándome pensando en ti como hago todos los veranos desde aquel verano. A veces me sorprendo hablándole a la gente de ti. Otras me sorprendo abrazado a un cojín, lo cual es estúpido porque ni me lo regalaste tú ni lo has visto en tu vida. Ni lo verás. Pero si el enamoramiento se caracteriza por algo es por ser estúpido y yo debo estar en el grado más profundo de enamoramiento, porque cada día que pasa o cada vez que me descubro pensando en ti, me siento la persona más estúpida del planeta.
Pero como dijo Ruiz Zafón “lo bueno de los corazones rotos es que solo pueden romperse una vez. El resto son sólo rasguños” y yo para eso ya estoy curado de espantos. Cada vez que tú me hablas me duele algo dentro. Es como una cicatriz que sigue abierta. Una cicatriz de una herida que dolió terriblemente. Pero que por suerte ya no es herida y le he puesto un montón de parches para que no se abra otra vez. Porque no me apetece. Porque ya me dolió una vez y no quiero repetir la experiencia. Pero que sé que soy humano y cometo siempre los mismos fallos y sé que algún día esa herida volverá a hacerse. Tal vez no de la misma forma. Pero si por una causa parecida. Y es que sé que algún día volveré a dejar que alguien entre tan dentro de mi como tú estuviste y me haga el mismo daño que tú. Pero que le voy a hacer. Al fin y al cabo la vida es arriesgar y quien no arriesga no gana. Y creo que a mi ya me toca ganar algo después de tanto disgusto.
He intentado caminar en tus zapatos. Lo he hecho. He andado 1 kilómetro con ellos, pero no te comprendo. No se seguirte. Me he hecho heridas en los pies por tu culpa. Pero me sigue siendo muy difícil ponerme en tu lugar.
Hoy ha hecho una de esas noches que a mi tanto me gustan. El cielo estaba nublado pero la temperatura era buena. Esas unas de esas noches en las que me gustaría estar en la terraza acurrucado con una taza de alguna infusión envuelto en una amanta y apoyado en ti. Todo eso ha salido como esperaba excepto por una cosa que no estabas tú que eres la parte más importante de esas escena, y durante un tiempo también lo fuiste de mi vida. Pero ahora todo eso paso.
No sé porqué pero sigo subiendo tus visitas en el perfil mientras mis ganas de olvidarte van desapareciendo con cada visita más. 421,422,423....
Pero he de reconocer que tenías razón, es más fácil esconderlo, sino mírate tú. Hace tiempo que olvidaste todo lo que sentías por mi. Hace tiempo que no llamas ni piensas en hacerlo. Sin embargo yo, que nunca lo negué, sigo atormentándome pensando en ti como hago todos los veranos desde aquel verano. A veces me sorprendo hablándole a la gente de ti. Otras me sorprendo abrazado a un cojín, lo cual es estúpido porque ni me lo regalaste tú ni lo has visto en tu vida. Ni lo verás. Pero si el enamoramiento se caracteriza por algo es por ser estúpido y yo debo estar en el grado más profundo de enamoramiento, porque cada día que pasa o cada vez que me descubro pensando en ti, me siento la persona más estúpida del planeta.
Pero como dijo Ruiz Zafón “lo bueno de los corazones rotos es que solo pueden romperse una vez. El resto son sólo rasguños” y yo para eso ya estoy curado de espantos. Cada vez que tú me hablas me duele algo dentro. Es como una cicatriz que sigue abierta. Una cicatriz de una herida que dolió terriblemente. Pero que por suerte ya no es herida y le he puesto un montón de parches para que no se abra otra vez. Porque no me apetece. Porque ya me dolió una vez y no quiero repetir la experiencia. Pero que sé que soy humano y cometo siempre los mismos fallos y sé que algún día esa herida volverá a hacerse. Tal vez no de la misma forma. Pero si por una causa parecida. Y es que sé que algún día volveré a dejar que alguien entre tan dentro de mi como tú estuviste y me haga el mismo daño que tú. Pero que le voy a hacer. Al fin y al cabo la vida es arriesgar y quien no arriesga no gana. Y creo que a mi ya me toca ganar algo después de tanto disgusto.
He intentado caminar en tus zapatos. Lo he hecho. He andado 1 kilómetro con ellos, pero no te comprendo. No se seguirte. Me he hecho heridas en los pies por tu culpa. Pero me sigue siendo muy difícil ponerme en tu lugar.
Hoy ha hecho una de esas noches que a mi tanto me gustan. El cielo estaba nublado pero la temperatura era buena. Esas unas de esas noches en las que me gustaría estar en la terraza acurrucado con una taza de alguna infusión envuelto en una amanta y apoyado en ti. Todo eso ha salido como esperaba excepto por una cosa que no estabas tú que eres la parte más importante de esas escena, y durante un tiempo también lo fuiste de mi vida. Pero ahora todo eso paso.
No sé porqué pero sigo subiendo tus visitas en el perfil mientras mis ganas de olvidarte van desapareciendo con cada visita más. 421,422,423....
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