miércoles, 4 de marzo de 2009

You will never walk alone


Siempre nos han contado que si deseamos algo con mucha fuerza, con todas nuestras fuerzas lo que deseamos se nos cumplirá. Eso nos lleva a engañarnos, a crearnos falsas expectativas.
Desde que tenemos capacidad de desear nos creamos espectativas. Espectativas que se cumplirán en el mejor de los casos. Pero lo cierto es que no siempre se cumplen, por mucho que apretemos los puños y lo deseemos con todas nuestras fuerzas no siempre se cumplen.

Creamos expectativas sobre todas las cosas. Nuestros estudios, el trabajo, las relaciones, de nosotros mismos. Estas últimas siempre son las más díficiles de cumplir. Nos exigimos mucho. Esperamos mucho de nosotros, a veces, tal vez demasiado. Fracasamos mil veces. Nos sentimos derrotados y perdemos las ganas de seguir, sólo queremos apartarnos de la vista y dejar que todo surja. A veces también las expectativas que teníamos sobre los otros no son lo que esperabamos.

Pero a veces el no conseguir que se cumpla lo que esperabamos puede ser lo mejor que puede pasarnos. Es cierto que estaremos avatidos y sin ganas de nada, pero cuando pase la tormenta y las nuves nos dejen ver el sol, nos daremos cuenta que el no llegar a la meta no significa fracaso, significa aprender. Significa que aunque no saquemos nada en claro y estemos tan confundidos como aquel al que le toca la loteria hemos aprendido. Hemos crecido. Hemos mejorado.
Ya sabemos lo que es fracasar, pero sin fracasar jamás podríamos aprender.





Tropezandome mil veces con la misma y con distintas piedras.

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